El Yelmo de Mambrino – I
Comenzaba a llover y a lo lejos Don Quijote vio a un hombre a caballo, le llamó la atención lo que en su cabeza llevaba y que brillaba como el oro.
Le dijo a Sancho que “Donde una puerta se cierra, otra se abre” viendo ante sus ojos la nueva aventura
-”Es el yelmo de ‘Mambrino’ que yo he jurado poseer.” dijo nuestro caballero.
En realidad, el hombre tenía una vasija de lata en la cabeza -de las que usan los barberos para lavar la barba-, para cubrirse de la lluvia. Cuando don Quijote estaba cerca del hombre no dudó en lanzarse sobre él para quitarle lo que era suyo y empezó a perseguirlo a toda velocidad sobre Rocinante levantando su lanza. El pobre hombre asustado se tumbó al suelo, salió corriendo y se le cayó lo que tenía en la cabeza. Así que nuestro caballero logró su objetivo y le pidió a Sancho ir a recoger el premio.
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Comenzaba a llover y a lo lejos Don Quijote vio a un hombre a caballo, le llamó la atención lo que en su cabeza llevaba y que brillaba como el oro.
Le dijo a Sancho que “Donde una puerta se cierra, otra se abre” viendo ante sus ojos la nueva aventura
-”Es el yelmo de ‘Mambrino’ que yo he jurado poseer.” dijo nuestro caballero.
En realidad, el hombre tenía una vasija de lata en la cabeza -de las que usan los barberos para lavar la barba-, para cubrirse de la lluvia. Cuando don Quijote estaba cerca del hombre no dudó en lanzarse sobre él para quitarle lo que era suyo y empezó a perseguirlo a toda velocidad sobre Rocinante levantando su lanza. El pobre hombre asustado se tumbó al suelo, salió corriendo y se le cayó lo que tenía en la cabeza. Así que nuestro caballero logró su objetivo y le pidió a Sancho ir a recoger el premio.
Comenzaba a llover y a lo lejos Don Quijote vio a un hombre a caballo, le llamó la atención lo que en su cabeza llevaba y que brillaba como el oro.
Le dijo a Sancho que “Donde una puerta se cierra, otra se abre” viendo ante sus ojos la nueva aventura
-”Es el yelmo de ‘Mambrino’ que yo he jurado poseer.” dijo nuestro caballero.
En realidad, el hombre tenía una vasija de lata en la cabeza -de las que usan los barberos para lavar la barba-, para cubrirse de la lluvia. Cuando don Quijote estaba cerca del hombre no dudó en lanzarse sobre él para quitarle lo que era suyo y empezó a perseguirlo a toda velocidad sobre Rocinante levantando su lanza. El pobre hombre asustado se tumbó al suelo, salió corriendo y se le cayó lo que tenía en la cabeza. Así que nuestro caballero logró su objetivo y le pidió a Sancho ir a recoger el premio.
Comenzaba a llover y a lo lejos Don Quijote vio a un hombre a caballo, le llamó la atención lo que en su cabeza llevaba y que brillaba como el oro.
Le dijo a Sancho que “Donde una puerta se cierra, otra se abre” viendo ante sus ojos la nueva aventura
-”Es el yelmo de ‘Mambrino’ que yo he jurado poseer.” dijo nuestro caballero.
En realidad, el hombre tenía una vasija de lata en la cabeza -de las que usan los barberos para lavar la barba-, para cubrirse de la lluvia. Cuando don Quijote estaba cerca del hombre no dudó en lanzarse sobre él para quitarle lo que era suyo y empezó a perseguirlo a toda velocidad sobre Rocinante levantando su lanza. El pobre hombre asustado se tumbó al suelo, salió corriendo y se le cayó lo que tenía en la cabeza. Así que nuestro caballero logró su objetivo y le pidió a Sancho ir a recoger el premio.
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