Don Quijote vence al gigante
Cuando se calmó un poco, el cura se acercó a Don Quijote, al parecer en su sueño lo veía como la princesa Micomicona, pues se arrodilló ante ella y le dijo: Bien pueda alta y famosa señora, vivir desde ahora más segura. Los que miraban desde la puerta no podían contener la risa. Finalmente Cardenio, el barbero y el cura lograron llevar al caballero de vuelta a su cama, que cansado por esa tremenda batalla, se quedó dormido rápidamente. La dueña de la venta se lamentaba por todos los males que traía este loco a su posada.
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Hablaron de cuánto disfrutaban en la posada cuando quienes sabían leer, lo hacían en voz alta con libros de caballería. El dueño tenía algunos y el cura le pidió traerlos, luego de revisarlos dijo que quemaría dos de ellos por estar llenos de disparates; el ventero se molestó y dijo que no lo permitiría, pero el cura le insistió que todo el contenido de esos libros era mentira y sólo se hacían para entretener, con tan mala suerte que a veces había personas que no saben que es real y que no, como le ocurrió a don Quijote, sólo le pidió que no los dejara cerca del hidalgo.
Mientras recogía los libros para guardarlos, el cura vio algunos papeles escritos a mano con una hermosa letra y quiso leer la historia, todos los presentes le pidieron hacerlo en voz alto, Sancho también se unió.
Cuando se calmó un poco, el cura se acercó a Don Quijote, al parecer en su sueño lo veía como la princesa Micomicona, pues se arrodilló ante ella y le dijo: Bien pueda alta y famosa señora, vivir desde ahora más segura. Los que miraban desde la puerta no podían contener la risa. Finalmente Cardenio, el barbero y el cura lograron llevar al caballero de vuelta a su cama, que cansado por esa tremenda batalla, se quedó dormido rápidamente. La dueña de la venta se lamentaba por todos los males que traía este loco a su posada.
Cuando se calmó un poco, el cura se acercó a Don Quijote, al parecer en su sueño lo veía como la princesa Micomicona, pues se arrodilló ante ella y le dijo: Bien pueda alta y famosa señora, vivir desde ahora más segura. Los que miraban desde la puerta no podían contener la risa. Finalmente Cardenio, el barbero y el cura lograron llevar al caballero de vuelta a su cama, que cansado por esa tremenda batalla, se quedó dormido rápidamente. La dueña de la venta se lamentaba por todos los males que traía este loco a su posada.
Cuando se calmó un poco, el cura se acercó a Don Quijote, al parecer en su sueño lo veía como la princesa Micomicona, pues se arrodilló ante ella y le dijo: Bien pueda alta y famosa señora, vivir desde ahora más segura. Los que miraban desde la puerta no podían contener la risa. Finalmente Cardenio, el barbero y el cura lograron llevar al caballero de vuelta a su cama, que cansado por esa tremenda batalla, se quedó dormido rápidamente. La dueña de la venta se lamentaba por todos los males que traía este loco a su posada.
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