El llanto de Sancho
Sedientos y aún de noche, siguieron sin ver nada caminando por un prado, cuando a unos 200 pasos escucharon lo que parecía ser una cascada, sin embargo, también había un sonido de crujido de hierro y de cadenas, que combinados con el susurro del viento, causaba terror. En especial para Sancho que estaba muy asustado, pero Don quijote quería perseguir la aventura y estaba dispuesto a irse solo. Entonces Sancho se arrodilló y con un llanto tierno le pidió a su señor no tentar al peligro, esperar a que llegara la mañana. Pero don Quijote no se conmovió, así que Sancho amarró las patas traseras de Rocinante y el caballero no pudo mover a su caballo.
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Sedientos y aún de noche, siguieron sin ver nada caminando por un prado, cuando a unos 200 pasos escucharon lo que parecía ser una cascada, sin embargo, también había un sonido de crujido de hierro y de cadenas, que combinados con el susurro del viento, causaba terror. En especial para Sancho que estaba muy asustado, pero Don quijote quería perseguir la aventura y estaba dispuesto a irse solo. Entonces Sancho se arrodilló y con un llanto tierno le pidió a su señor no tentar al peligro, esperar a que llegara la mañana. Pero don Quijote no se conmovió, así que Sancho amarró las patas traseras de Rocinante y el caballero no pudo mover a su caballo.
Sedientos y aún de noche, siguieron sin ver nada caminando por un prado, cuando a unos 200 pasos escucharon lo que parecía ser una cascada, sin embargo, también había un sonido de crujido de hierro y de cadenas, que combinados con el susurro del viento, causaba terror. En especial para Sancho que estaba muy asustado, pero Don quijote quería perseguir la aventura y estaba dispuesto a irse solo. Entonces Sancho se arrodilló y con un llanto tierno le pidió a su señor no tentar al peligro, esperar a que llegara la mañana. Pero don Quijote no se conmovió, así que Sancho amarró las patas traseras de Rocinante y el caballero no pudo mover a su caballo.
Sedientos y aún de noche, siguieron sin ver nada caminando por un prado, cuando a unos 200 pasos escucharon lo que parecía ser una cascada, sin embargo, también había un sonido de crujido de hierro y de cadenas, que combinados con el susurro del viento, causaba terror. En especial para Sancho que estaba muy asustado, pero Don quijote quería perseguir la aventura y estaba dispuesto a irse solo. Entonces Sancho se arrodilló y con un llanto tierno le pidió a su señor no tentar al peligro, esperar a que llegara la mañana. Pero don Quijote no se conmovió, así que Sancho amarró las patas traseras de Rocinante y el caballero no pudo mover a su caballo.
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