La princesa Micomicona – I
El barbero se disfrazó de escudero y Dorotea se ofreció a hacer el papel de la Princesa Micomicona, tenía algún vestido y joyas que había llevado con ella, así que una vez arreglada y ¡vaya que se veía hermosa!, se dirigieron todos a buscar a Don Quijote.
Cuando lo encontraron, Dorotea se arrodilló ante el caballero andante y le pidió un don de su parte, él le insistió en levantarse pero ella se negó. Sancho le susurró que sólo necesitaba que matara a un gigante.
La princesa además le pidió que mientras cumplía esta misión no se embarcara en ninguna otra y que ella le llevaría a donde se encontraba el gigante.
Don Quijote aceptó diciendo:
Vamos de aquí, en el nombre de Dios a favorecer esta gran señora.
Escondidos el cura y Cardenio observaban la escena.
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El barbero se disfrazó de escudero y Dorotea se ofreció a hacer el papel de la Princesa Micomicona, tenía algún vestido y joyas que había llevado con ella, así que una vez arreglada y ¡vaya que se veía hermosa!, se dirigieron todos a buscar a Don Quijote.
Cuando lo encontraron, Dorotea se arrodilló ante el caballero andante y le pidió un don de su parte, él le insistió en levantarse pero ella se negó. Sancho le susurró que sólo necesitaba que matara a un gigante.
La princesa además le pidió que mientras cumplía esta misión no se embarcara en ninguna otra y que ella le llevaría a donde se encontraba el gigante.
Don Quijote aceptó diciendo:
Vamos de aquí, en el nombre de Dios a favorecer esta gran señora.
Escondidos el cura y Cardenio observaban la escena.
El barbero se disfrazó de escudero y Dorotea se ofreció a hacer el papel de la Princesa Micomicona, tenía algún vestido y joyas que había llevado con ella, así que una vez arreglada y ¡vaya que se veía hermosa!, se dirigieron todos a buscar a Don Quijote.
Cuando lo encontraron, Dorotea se arrodilló ante el caballero andante y le pidió un don de su parte, él le insistió en levantarse pero ella se negó. Sancho le susurró que sólo necesitaba que matara a un gigante.
La princesa además le pidió que mientras cumplía esta misión no se embarcara en ninguna otra y que ella le llevaría a donde se encontraba el gigante.
Don Quijote aceptó diciendo:
Vamos de aquí, en el nombre de Dios a favorecer esta gran señora.
Escondidos el cura y Cardenio observaban la escena.
El barbero se disfrazó de escudero y Dorotea se ofreció a hacer el papel de la Princesa Micomicona, tenía algún vestido y joyas que había llevado con ella, así que una vez arreglada y ¡vaya que se veía hermosa!, se dirigieron todos a buscar a Don Quijote.
Cuando lo encontraron, Dorotea se arrodilló ante el caballero andante y le pidió un don de su parte, él le insistió en levantarse pero ella se negó. Sancho le susurró que sólo necesitaba que matara a un gigante.
La princesa además le pidió que mientras cumplía esta misión no se embarcara en ninguna otra y que ella le llevaría a donde se encontraba el gigante.
Don Quijote aceptó diciendo:
Vamos de aquí, en el nombre de Dios a favorecer esta gran señora.
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