El caballero andante
Sin perder más tiempo y para que hidalgo se fuera pronto, el propietario, le pidió a ‘Don Quijote’ ponerse de rodillas para ordenarlo caballero.
Y así inició la ceremonia -conteniendo la risa-, los acompañaban las dos doncellas: ‘Tolosa’ y ‘la Molinera’ y un joven que sostenía una vela encendida; el propietario tomó su libro de cuentas y fingiendo que mencionaba una devota oración entre dientes, alzó la mano con la espada y lo armó caballero.
Muy contento don Quijote dejó la posada y sobre su caballo, partió en busca de sus aventuras soñadas.
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Sin perder más tiempo y para que hidalgo se fuera pronto, el propietario, le pidió a ‘Don Quijote’ ponerse de rodillas para ordenarlo caballero.
Y así inició la ceremonia -conteniendo la risa-, los acompañaban las dos doncellas: ‘Tolosa’ y ‘la Molinera’ y un joven que sostenía una vela encendida; el propietario tomó su libro de cuentas y fingiendo que mencionaba una devota oración entre dientes, alzó la mano con la espada y lo armó caballero.
Muy contento don Quijote dejó la posada y sobre su caballo, partió en busca de sus aventuras soñadas.
Sin perder más tiempo y para que hidalgo se fuera pronto, el propietario, le pidió a ‘Don Quijote’ ponerse de rodillas para ordenarlo caballero.
Y así inició la ceremonia -conteniendo la risa-, los acompañaban las dos doncellas: ‘Tolosa’ y ‘la Molinera’ y un joven que sostenía una vela encendida; el propietario tomó su libro de cuentas y fingiendo que mencionaba una devota oración entre dientes, alzó la mano con la espada y lo armó caballero.
Muy contento don Quijote dejó la posada y sobre su caballo, partió en busca de sus aventuras soñadas.
Sin perder más tiempo y para que hidalgo se fuera pronto, el propietario, le pidió a ‘Don Quijote’ ponerse de rodillas para ordenarlo caballero.
Y así inició la ceremonia -conteniendo la risa-, los acompañaban las dos doncellas: ‘Tolosa’ y ‘la Molinera’ y un joven que sostenía una vela encendida; el propietario tomó su libro de cuentas y fingiendo que mencionaba una devota oración entre dientes, alzó la mano con la espada y lo armó caballero.
Muy contento don Quijote dejó la posada y sobre su caballo, partió en busca de sus aventuras soñadas.
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