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Sedientos y aún de noche, siguieron sin ver nada caminando por un prado, cuando a unos 200 pasos escucharon lo que parecía ser una cascada, sin embargo, también había un sonido de crujido de hierro y de cadenas, que combinados con el susurro del viento, causaba terror. En especial para Sancho que estaba muy asustado, pero Don quijote quería perseguir la aventura y estaba dispuesto a irse solo. Entonces Sancho se arrodilló y con un llanto tierno le pidió a su señor no tentar al peligro, esperar a que llegara la mañana. Pero don Quijote no se conmovió, así que Sancho amarró las patas traseras de Rocinante y el caballero no pudo mover a su caballo.
Desde: $125.00 / month for 12 monthsLos encapuchados respondieron que iban de prisa y no le hicieron caso a don Quijote, quién de nuevo les advirtió que si no paraban todos se medirían con él en batalla. Y se lanzó con Rocinante enfurecido, tanto que una mula del susto lanzó a su jinete al suelo. Y don Quijote siguió atacando como si de verdad estuviera combatiendo, los hombres desarmados y asustados corrieron por el campo, veían a don Quijote como el mismo diablo que venía a llevarse el cuerpo que tenían en el ataúd. Finalmente uno de ellos respondió que el cuerpo era de un caballero fallecido por deseo de Dios.
Sancho observando todo sólo dijo:
-”Sin duda mi amo es tan valiente como él dice”.
Y en ese momento al verlo iluminado por la tenue luz que había, Sancho comenzó a llamarle ‘El caballero de la triste figura’
Se apartaron del camino, observando atentamente, era un grupo de hombres cubiertos de pies a cabeza, todos a caballo, con sus hachas encendidas llevando un ataúd. Esa visión a altas horas y en un lugar tan despoblado, hizo que el pobre Sancho quedara aterrado.
Mientras tanto en la mente de Don Quijote, inspirado en sus libros imaginó que en el ataúd iba o un caballero malherido o fallecido y sólo a él le correspondía vengarlo.
Entonces se paró de frente a los encapuchados y les exigió responder, quiénes eran, de dónde venían y que había en el ataúd, para saber si debía castigarlos o vengarlos.
Así continuaron su camino conversando y fue llegando la noche sin que encontraran donde descansar.
Estaban hambrientos y poco a poco oscurecía cada vez más. De repente a lo lejos vieron unas luces que se movían, parecían estrellas y a medida que se acercaban eran más numerosas.
Sancho empezó a temblar asustado y a don Quijote se le erizaron los cabellos de la nuca. Al parecer esta aventura sería con fantasmas, entonces Don Quijote le promete a Sancho protegerlo con su espada.
Luego de un rato Rocinante y nuestro caballero cayeron al suelo.
Sancho que observaba desde lejos, maldecía el momento que decidió acompañarlo, realmente estaba loco.
Cuando se acercó, don Quijote le preguntó:
-”Mira bien cuántos dientes y muelas me faltan en el lado derecho”
-”Pues en esta parte de abajo no tiene más de dos muelas y media; y en la de arriba ni media, ni ninguna”, respondió Sancho.
Según Don Quijote, el ejército que venía de frente era del emperador ‘Alifanfarón’ y el que venía por la espalda era del rey ‘Pentapolín’, se odiaban a muerte porque el primero estaba enamorado de la hija del segundo. Luego le describió en detalle a Sancho todos los caballeros que estaban en cada escuadrón, en medio de su locura don Quijote de verdad escuchaba el relinchar de los caballos, el tocar de los clarines y los tambores de batalla.
Sancho solo escuchaba ovejas y carneros.
Pero don Quijote siguiendo su imaginación se lanzó a hacer parte de la batalla con total decisión, daba lanzadas, sacó su espada e hirió a varios.
Los pastores, al ver que atacaba al rebaño le lanzaron piedras para que no lastimara a las ovejas.
Continuaron su camino, Sancho iba comentando que de ninguna batalla habían salido victoriosos, cuando de repente aparecieron dos polvaredas, entonces Don Quijote dijo:
-”Este es el día, ¡oh Sancho!, en el que tengo que hacer obras que queden escritas en el libro de la Fama”
Para él, en esa amplia llanura, venían dos ejércitos a embestir y a dar inicio a la más fiera batalla, como en los libros que había leído.
En realidad eran dos rebaños de ovejas y carneros uno venía de frente y el otro por detrás de ellos.
Desde afuera, Don Quijote veía a su escudero aparecer y desaparecer de su vista, volando por los aires. Jugaron con Sancho un rato, hasta que se cansaron.
Cuando ya lo habían bajado se acercó Maritornes a darle agua fría en una jarra, desde lo lejos Don Quijote le gritaba que no tomara agua, que era mejor el bálsamo del que aún quedaba.
Sancho enojado le dijo que nada de eso y se bebió toda el agua, mientras salía de la posada y al final no tuvieron que pagar nada.
Don Quijote quería salir pronto a continuar con sus aventuras, estaba convencido que este castillo estaba lleno de encantamientos y fantasmas. El dueño de la posada le pidió pagar la cuenta pero él dijo que le disculpara porque creía que era un castillo y no tenía con qué pagar y así salió galopando sobre Rocinante. Sancho repitió lo mismo, pero cerca a él estaban unos feriantes de Sevilla que se le acercaron y lo rodearon con una manta para divertirse con él lanzándolo en el aire.
Desde: $125.00 / month for 12 monthsFinalmente Don Quijote alcanzó a Sancho y le pidió solicitar al ventero aceite, vino, sal y romero para hacer su famoso ‘bálsamo de Fierabrás’ y contrarrestar los efectos que el ‘moro encantado’ le había generado con el golpe.
Mezcló los ingredientes, hirvió la mezcla, rezó para bendecirla y finalmente se la bebió, inmediatamente vomitó y a las 3 horas cuando se despertó, se sentía aliviado de cualquier dolor.
Sancho al ver esto, le suplicó que le diera un poco también, pero al beberlo, el pobre escudero se enfermó del estómago y así estuvo 2 horas sin poderse poner en pie.